B.Ch.D @BenKenOwi
Comenzar a hablar de la serie The Wire es una de esas cosas que atraen y asustan al mismo tiempo. Es complicado tratar solo uno de los aspectos que se entrelazan sin remedio en la trama de esta magistral obra televisiva de la HBO. Y es que en la brevísima historia de las calles de Baltimore, Maryland, los hilos que representan los personajes se enmarañan de tal manera que cualquier acto tiene que ver con el devenir de todos los demás. Aún así, trataremos de enfocar nuestra atención al análisis de las actividades políticas que tienen lugar en la quinta temporada de la serie, que abre con la magnífica interpretación del tema “Way Down in a Hole” de Steve Earle (http://youtu.be/Weu3qj4IYDg ).
La quinta temporada trae el siguiente escenario (OJO, SPOILERS A MANTA):
– La banda de Barksdale, los anteriores jefes del narcotráfico en la zona este de Baltimore, están muertos o en la cárcel. Marlo Stanfield se hace con el control de todo el mercado, apoyado por sus sanguinarios y fríos secuaces.
– Mc Nulthy, apartado de la sección de “Casos Especiales” idea un plan para conseguir fondos que destinará a la investigación de narcotráfico que permita atrapar a Marlo Stanfield. La idea, rocambolesca, consiste en inventar el caso de un asesino en serie de vagabundos.
– La carrera pública de Thomas “Tommy” Carcetti comenzó en la anterior temporada. Tras una apretada victoria contra los republicanos y la mayoría negra de la ciudad, se presenta ahora como alcalde y futuro aspirante a gobernador. Ante él, la responsabilidad de gobernar una ciudad con grandes problemas de violencia y desamparo. La corrupción política se ha hecho demasiado evidente con el caso del senador “Clay” Davis. Además, en los cajones de la herencia del anterior ejecutivo se encuentra con una deuda que sumirá a la ciudad en una crisis económica.
– Aparece un nuevo escenario, centrado en la redacción del periódico “Baltimore Sun” en el cual se ofrece una visión del mundo de la prensa con sus luces y sombras… sobretodo sombras pues se da vida a uno de los peores estereotipos de los profesionales de la información: aquel que se inventa la noticia.
Así las cosas, concentremos nuestra atención en el caso de la comunicación política que tiene lugar en el despacho del alcalde Carcetti. Desde el primer momento, el candidato que había prometido reducir los niveles de criminalidad y apoyar el sistema público, se da cuenta de que la situación del ayuntamiento es mucho más compleja.
Las deudas de la anterior administración obligan al alcalde a elegir: dinero para escuelas o dinero para la policía. Elige las escuelas, lo cual se traduce en recortes en el presupuesto de la policía. Los agentes dejan de perseguir a los criminales de la banda de Marlo Stanfield, lo cual él aprovechará para ampliar su territorio y eliminar a la competencia de las esquinas.
La carrera de Carcetti siempre fue honrada. Hasta que llegó a la Alcaldía. Se recuerda de él que pasaba tardes y noches llamando incansablemente por teléfono para conseguir financiación de los ricos socios del partido demócrata de la región. En el momento de ocupar el sillón en el despacho del Alcalde comienza una carrera de toma de decisiones que le lleva a traspasar los límites de la ética cada vez más. Comienza por ceder en favores y tratos de ventaja para los que le han ayudado. Luego Los datos se maquillan para no perder credibilidad ante la masa de votantes. Se utilizan eufemismos, lenguaje suavizado y confusión intencionada para no decir que el ayuntamiento retira los fondos de la búsqueda del criminal responsable de los 27 cuerpos hallados en las “Casas Vacías”, de la temporada anterior. El ex alcalde, Clarence Royce, dejó pasar la patata caliente a la siguiente administración, una hábil maniobra para librarse del problema sin resultar afectado en las elecciones, que se encontraban muy próximas.
Pero la administración de pronto se encuentra con algo de luz al final del túnel: El caso de los Indigentes. Resulta que, al parecer, un asesino en serie se dedica a ir por la ciudad matando y abusando de mendigos. Participar de un caso criminal de tal calado social, significaría para el Ayuntamiento un espaldarazo considerable. De tal modo que el alcalde Carcetti destina fondos a la búsqueda incansable del responsable de estos asesinatos. Una buena manera de lavar su imagen y hacer que la gente olvide sus promesas electorales.
La “Campaña permanente” aprieta a Carcetti. Le obliga a mantener esta estrategia de ocultación de información con la intención de no debilitar la legitimidad de derecho ideológica que le entregó el pueblo a la hora de elegirle como alcalde blanco en una ciudad mayoritariamente negra. Lo bueno de obtenerla es que consigue apoyos para llevar a cabo otras políticas, como la revitalización de zonas deprimidas, tales como el puerto mercante de Baltimore.
Un apunte para las figuras de Norman Wilson y Michael Steintorf, consultores políticos de Carcetti. Éste depende casi totalmente de ambos profesionales para saber qué decir ante los medios de comunicación. Los dos colaboradores contribuyen con su conocimiento minucioso del organigrama y plan político. Conocen la trayectoria de los oponentes, sus políticas fallidas, los conocen, han tomado café con ellos, han ido a sus banquetes de boda o a sus funerales. Con estilos claramente distintos, Michael Steintorf es joven, enérgico, tozudo y ambicioso. Norman Wilson es casi su contrario: experimentado periodista, ex trabajador del Baltimore Sun, crudo, sarcástico, conoce los entresijos de la política local como la palma de su mano.
En Baltimore, como aquí, los que mueven los hilos políticos manejan la vida de los distintos estratos sociales. Con la comunicación política, las instituciones intentan mantener el fino equilibrio entre el control de la información suministrada y el flujo de información sin control. Aunque, a veces, la misma comunicación es la encargada de ponerles la soga al cuello.